En memoria de Antonio J. Estevan

Antonio Estevan, un verdadero pilar de la música católica a nivel mundial, ha partido a la Casa del Padre. Fue uno de los tres autores de la canción tradicional “Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro”, una obra que ha trascendido fronteras y generaciones.
En 1978, Antonio organizó el primer concierto de música católica en Zaragoza con Luis Alfredo Díaz como artista invitado. Curiosamente, en ese entonces él no conocía a Luis Alfredo y acababa de experimentar su conversión. Entre los organizadores del evento estaban también Ángel (Valencia) y Javier Gacías "Toti". Días antes del concierto, en oración, Toti escribió un estribillo que decía:
"Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto que cuando te hablo me puedes oír."
Durante el concierto, se les ocurrió cantar esta canción mientras comenzaba la actuación. Como el evento se celebraba en un auditorio con butacas, Ángel y Antonio añadieron espontáneamente versos que incluían:
"Lo puedes sentir moviéndose entre las butacas,
lo puedes sentir cantando con nosotros aquí,
lo puedes llevar cuando por esa puerta salgas..."
Así nació Dios está aquí, sin grandes pretensiones ni parafernalia. Aunque no se grabó oficialmente hasta los años 80, esta canción ha tocado los corazones de miles de fieles alrededor del mundo. Antonio solía decir que era su canción favorita porque fue la única en la que colaboró como compositor. Recordaba emocionado cómo, durante la visita de San Juan Pablo II a Cuba en 1998, esta canción fue entonada en un momento histórico, algo que siempre lo llevaba a las lágrimas. Incluso las versiones en coreano de Dios está aquí le llenaban de orgullo y gratitud.
Antonio, aunque no era un gran cantante, era un melómano apasionado. Durante décadas dedicó su vida a la producción y difusión de la música cristiana, organizando conciertos, giras y festivales. A través de Producciones de la Raíz y Gospa Records, participó en más de 400 producciones, trabajando con artistas como Luis Alfredo, Hermana Glenda, Fray Nacho, Hermano Seamus, Miguel Horacio y Jon Carlo, entre muchos otros.
En sus últimos años, Antonio continuó su labor evangelizadora a través del programa Generación Esperanza en Radio María. Fue también el impulsor de los encuentros Id y Proclamad, destinados a revitalizar la evangelización en España, cuya primera edición tuvo lugar en Granada en 2010, anticipándose al Sínodo de la Nueva Evangelización de 2012.
En 2010, sufrió un grave problema de salud mientras visitaba a su padre en el hospital en Zaragoza, que marcó un punto de inflexión en su vida. Tras un cateterismo, decidió establecerse en Zaragoza, desde donde continuó grabando su programa y colaborando en numerosas iniciativas de evangelización.
Antonio no solo fue un referente profesional, sino también un amigo cercano. Fue testigo del día que conocí a mi esposa en el Multifestival David 2002 en Sigüenza, y siempre nos recordaba con cariño como “pareja del David”. Compartimos proyectos, eventos y muchas conversaciones llenas de pasión por la música y la fe.
La última vez que lo vi fue en el Festival Laudato Si de Almería en 2022. Tras una de mis charlas, se acercó con su curiosidad característica para preguntarme detalles que, por supuesto, él ya conocía, pues él no solo había estudiado la historia de la música cristiana, sino que había sido protagonista de ella.
Hoy escribo estas palabras para recordarlo y honrar su inmenso legado. Doy gracias a Dios por su amistad, por los momentos compartidos y por su incansable labor al servicio del Reino.
Que descanse en paz, Antonio Estevan.

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